El primer extintor de la historia
William George Manby fue un inventor y publicista inglés, nacido en Denver (Norfolk) en 1765 y fallecido en Yarmouth en 1854. Destacó por sus inventos, entre los cuales se encuentra una bomba para extinguir incendios cargada con una disolución de cal y potasa, que puede considerarse como el primer extintor de incendios de la historia.
Este inventor inglés concibió la idea de crear un instrumento para apagar fuegos después de presenciar las dificultades de un grupo de bomberos de Edimburgo para llegar a los pisos superiores de un edificio en llamas.

El mecanismo de un extintor contra incendios no ha cambiado mucho hasta nuestros días, ya que sigue siendo un cilindro metálico con un agente extintor a presión en su interior, que se libera al accionar la válvula.
En 1808, Manby puso a prueba su propio invento para rescatar a soldados cuyo barco se estaba hundiendo a 140 metros de la costa de Yarmouth. Después de este éxito, se instalaron docenas de Morteros Manby a lo largo de la costa y se usaron frecuentemente en rescates de barcos.
En 1905, el ruso Alexander Laurant inventó otro tipo de extintor similar al de Manby, que utilizaba una solución de agua con extracto de regaliz en polvo y bicarbonato de sodio.
En 1910, la empresa Pyrene de Delaware patentó lo que se considera «el primer extintor de la historia» de tetracloruro de carbono. Este dispositivo revolucionario al liberarse del extintor, se gasifica y se mezcla con el oxígeno circundante, evitando que el oxígeno reaccione con el combustible y apagando el fuego.

La sensibilización de Manby respecto a las tragedias causadas por incendios lo llevó a inventar el extintor, un dispositivo que ha salvado innumerables vidas y protegido propiedades a lo largo del tiempo.
La contribución de Manby a la seguridad contra incendios ha perdurado a lo largo de los años, recordándonos la importancia de la prevención y la innovación en la lucha contra los incendios.
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